Hace muchos años que en Cambre se viene hablando de construir una Casa de la Cultura. De hecho, no menos de 5 de los candidatos que se presentan a las próximas elecciones en Cambre han llevado en el programa electoral con el que se presentaron - como candidatos o como miembros de una lista- la tan prometida Casa de la Cultura. Yo, que soy el único que nunca me he presentado a unas elecciones y que nunca he estado en política, también soy el único que nunca la ha prometido. Y, sinceramente, creo que este no es el momento de ese tipo de promesas. ¿Cómo se le puede explicar a los vecinos que nos vamos a gastar 3 millones de euros en un mausoleo dedicado a la cultura cuando muchos de nuestros vecinos no pueden disfrutar del alcantarillado en sus parroquias? ¿Cómo podemos decirles que instalaremos en ese edificio un Centro de nuevas tecnologías cuando muchos de nuestros vecinos no tienen siquiera cceso a internet de banda ancha en sus casas? Es más, hasta hace poco tiempo en Cambre seguían existiendo zonas donde no llegaba el teléfono. Y esto pasaba mucho más cerca del centro de Cambre de lo que alguno se pueda imaginar.
Creo que debemos ser realistas y ver las cosas con cierta perspectiva. En Cambre hay tres prioridades en este momento: la creación de empleo, la dotación de los servicios básicos en todas las parroquia rurales y la mejora de los servicios públicos existentes en las zonas urbanas y la integración de estas dos zonas, de todo el municipio en definitiva, en el área metropolitana. No podemos cerrarnos y pensar que vivimos en un municipio aislado porque, nos guste o no, el área metropolitana es una realidad de hecho aunque los alcaldes, en su mayoría socialistas, no hayan sido capaces de ponerse de acuerdo para que esa realidad también lo sea de Derecho.
Volviendo al tema, que es la Casa de la Cultura, es importante hacer un repaso de lo que han sido las promesas en los últimos 20 años. La primera vez que la Casa de la Cultura se llevó al papel fue a través de un proyecto contratado por el Alcalde que costó unos 120.000 €. Este proyecto era para la construcción de un edificio que costaría 6 millones de euros y se ubicaría en una finca de titularidad pública en Amil, Cambre. Resultó que esa finca no podía ser edificada porque no era apta para este tipo de construcciones, por lo que el Alcalde trató de conseguir que la Xunta autorizara su recalificación. La respuesta de la Xunta fue que si quería recalificar alguna finca, que lo hiciera a través de la aprobación del PGOM. Todos nos podemos imaginar cual fue el resultado de todo esto: el proyecto se quedó en papel mojado y Cambre con 120.000€ menos.
La segunda vez que el gobierno nos volvió a hablar de la Casa de la Cultura fue en 2007, a raíz del Plan Arume. Esta vez, la Casa de construiría en una finca en el centro de Cambre, en frente de la antigua farmacia. Para ello, se le contrató a dedo a un nuevo arquitecto la redacción de uno nuevo para lo que se le abonaron otros 17.000€. El coste de ejecución pasaba a ser de "solo" 4 millones de euros. A comienzos de 2008 la UE le concedió a Cambre aproximadamente 3.2 millones de euros para acometer varios proyectos, entre ellos la Casa de la Cultura, a la que se destinarían 650.000€. Entre los años 2008 y 2011, aún teniendo la financiación garantizada, el gobierno no fue capaz de llegar a poner la primera piedra. El plazo para justificar la primera fase de la obra finalizaba en febrero de 2011.
Ante la finalización del plazo y viendo que no serían capaces de construirla el gobierno decidió solicitarle a la UE una prórroga. El plazo para finalizar la primera fase de la obra finaliza ahora a finales de 2012. En esa fecha Cambre tiene que poder justificar un gasto de 2 millones de euros ya que esta vez no caben prórrogas. Nos quedan 20 meses y el contrato todavía no se ha licitado. Un procedimiento abierto de contratación requiere al menos 3 meses, por lo que lo que queda realmente es menos de un año y medio para acometer toda la primera fase de la Casa de la Cultura. ¿Cuál es el problema? Que el propio gobierno estimó que estas obras durarían no menos de 2 años y así lo hizo constar en el propio Plan Arume.
Es evidente por lo tanto que Cambre no será capaz de construir la Casa de la Cultura en plazo para cobrar la subvención de la UE. Entonces, ¿Por qué el gobierno no reconoce que será imposible hacerlo y habrá que renunciar a la subvención de los fondos FEDER? La respuesta más sosegada que se nos ocurre es porque están tratando de alargar los plazos para que sea el gobierno que salga de las próximas elecciones de mayo quien tenga que explicarle a la opinión pública esta desastrosa gestión. Yo a esto le llamo cobardía.
¿Qué sería lo peor? Que el actual gobierno tratara de contratar las obras antes de que tome posesión el nuevo a finales de junio porque así no solo se perdería la subvención, sino que Cambre tendría que sufragar de sus propias arcas los dos millones de euros en los que está valorada la primera fase de la Casa de la Cultura. Y Cambre, a fecha de hoy, no puede pagar ese importe sin dejar de pagar las nóminas de los funcionarios. Entonces lo que ahora es cobardía, pasaría a ser mala fe. El daño que tanto el Alcalde como todo su gobierno le pueden causar a Cambre es incalculable y yo espero -sinceramente lo espero- que no lo hagan.
Esta semana habrá Pleno, así lo han anunciado. Esta vez para solicitar una nueva ayuda de 1,3 millones de euros a la UE para la Casa de la Cultura. Sin embargo, seguimos estando convencidos de que la Casa de la Cultura no se podrá construir porque no dará tiempo y el destino de esa subvención, por desgracia, no será Cambre. Lástima que el único candidato con opciones de ser Alcalde, además de este humilde servidor, prefiera no decir nada sobre este tema para no alterar a su predecesor.
Nosotros seguiremos proponiendo que todos estos recursos se destinen a construir a lo largo del río Mero un paseo fluvial en condiciones, en el que existan amplias zonas verdes, parques infantiles, zonas para nuestros mayores y un carril bici que una Cambre con toda el área metropolitana como propusimos hace unos días. Creemos que esto puede generar riqueza, bienestar y nos ayudaría a recuperar el bien natural más preciado que tiene nuestro ayuntamiento: el río Mero.
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